Kratom en Rusia
Rusia es el país más grande del planeta territorialmente y posee importantes reservas de gas natural, petroleo y minerales, además de su acceso directo al Océano Ártico que, con el avance del calentamiento global, probablemente le proporcionará grandes reservas a ser descubiertas y explotadas. Detrás del Estado ruso actual está toda la historia de la ex-Unión Soviética, que le dejó como herencia una gran máquina de propaganda y un poder bélico muy potente, del cual su actual presidente Vladímir Putin se aprovecha indirectamente para presionar a Europa y a los Estados Unidos a ceder a algunos de sus intereses.
La Federación Rusa es extremadamente corrupta, desigual y autoritaria, donde unos pocos oligarcas del petroleo tienen voz, siempre que estén alineados con el presidente. La oposición política está fuertemente combatida y perseguida, con casos extremos de asesinatos, prisión en campos de confinamiento en Siberia y destrucción de la vida pública.
Sin embargo, la opinión pública del occidente sobre Rusia como los villanos de la historia no es una aproximación razonable, pues así como los Estados Unidos han bombardeado territorios por sus intereses económicos y geopolíticos, Rusia defiende lo que le conviene por otros medios. No hay inocentes, aunque las libertades individuales básicas y los derechos humanos del ciudadano tipo de hecho están severamente degradadas en ese extenso país.
«En Rusia el alcohol sigue reinando y haciendo a la gente olvidar que hay otras maneras de lidiar con algunas de sus molestias.»
Conocida por su extrema apertura al alcohol, Rusia es muy restrictiva con respecto a otras sustancias, y los principales componentes del kratom (mitraginina y 7-hidroximitraginina) son ilegales en el país desde octubre de 2011, estando incluidos en la lista de narcóticos, sustancias psicotrópicas y sus precursores sujetos a control. Pertenece a la Lista I de estupefacientes, lo que significa que su circulación está prohibida en la Federación Rusa, por lo que el almacenamiento y la adquisición de kratom son ilegales en el país.
En Rusia casi nada es tan sencillo como puede parecer a primera vista: aunque esté prohibido, el kratom fue usado positivamente por la agencia nacional de noticias RT, que está totalmente alineada con el gobierno del cual recibe sus fondos, para atacar a los órganos estadounidenses que demonizan la planta con el interés de defender los intereses de las grandes farmacéuticas que mantienen a la gente adicta a opioides; una perversa y millonaria industria.
Asimismo, en un país en donde el consumo excesivo de alcohol está tan culturalmente arraigado y socialmente aceptado, con uno de los niveles de consumo per cápita más altos del planeta, la gente prefiere no meterse con lo que el Estado les enseña a satanizar desde muy temprano. Hasta el cannabis está bastante mal visto socialmente, con castigos severos incluso para dosis mínimas de consumo personal.
La prohibición del kratom se dio en un contexto de total oscuridad, casi seguramente sin cualquier investigación científica por detrás, y sin ni siquiera haber un mercado consumidor de la planta en el país. Diferentemente de su vecina Ucrania, en donde se puede encontrar muchas tiendas que ofrecen kratom, en Rusia el alcohol sigue reinando y haciendo a la gente olvidar que hay otras maneras de lidiar con algunas de sus molestias.
¿Conseguirá el kratom llamar la atención en Rusia?
Qué razón en todo. Más aún si lo vemos desde la perspectiva del futuro