Tailandia: la cuna del kratom
Hace siglos que el kratom ha sido utilizado de modo tradicional entre los tailandeses. Así como su población rural, la Mitragyna speciosa es nativa de esa parte del mundo y sus habitantes descubrieron sus propiedades medicinales hace muchos siglos: ya sea como potenciador de energía para los duros trabajos de plantación y cosecha bajo el sol tropical, como calmante natural o como analgésico, el kratom ha sido incorporado al estilo de vida de esas poblaciones por su benéfica versatilidad con diferentes fines de acuerdo con la dosis utilizada.
Pese al uso tradicional que esta planta endémica del sudeste asiático ha obtenido durante siglos, la Mitragyna speciosa fue blanco de los intereses de la industria de los opioides, pues producía una reducción de los ingresos fiscales del gobierno tailandés en la distribución del opio: el gobierno sucumbió a la presión de lo más rentable y la ilegalizó en 1943. Debido a la prohibición, durante más de 70 años, el encarcelamiento de productores de kratom en el país se ha vuelto una rutina, provocando descontento por la sensación de injusticia entre los que sentían que una de sus tradiciones había sido mutilada por intereses económicos, y aún más grave: castigando a su gente con la pena de muerte.
«La reciente monetización del kratom no ha agradado a muchos tailandeses, que ven el uso de sus medicinas tradicionales expropiado por intereses mayores.»
Tailandia era – y sigue siendo – gobernada con mano de hierro por una monarquía autoritaria aliada a una dictadura militar y, por lo tanto, el acto de manifestarse hasta hoy no se ha vuelto un derecho pleno para sus actuales 70 millones de habitantes. El kratom permaneció ilegal por demasiado tiempo, pero en 2018, frente a una ola global de discusión sobre el prohibicionismo de determinadas sustancias, y proyectando ganancias financieras, la Asamblea Nacional Legislativa decidió liberar el uso medicinal del kratom y del cannabis en el país.
Bajo la nueva ley, una licencia deberá ser obtenida por los proveedores, productores e investigadores que quieran trabajar con el kratom y el cannabis. Su monetización no ha agradado a muchos tailandeses, que ven el uso de sus medicinas tradicionales expropiado por intereses mayores, cuando en realidad todos deberían tener acceso a ellas, como ocurría antes de la primera mitad del siglo XX.
Con su remoción de la lista de narcóticos, pese a diversas críticas, ahora el kratom aguarda la nueva legislación que detallará cómo la planta podrá ser utilizada. Con su descriminalización ya aprobada, la nueva ley tendrá vigencia a partir de agosto de 2021, no obstante su producción seguirá restringida hasta que la llamada Ley del Kratom explicite sus formas de uso. Mientras tanto, la injusticia de encarcelar a gente que no hacía daño a nadie y que a lo mejor solamente plantaba su analgésico natural, sigue vigente.
El kratom vuelve a ser legal en Tailandia después de casi 80 años.