Kratom y analgésicos: la medicina natural para los dolores
En todo nuestro planeta, millones de personas sufren diariamente con los más variados tipos de dolores. Muchas de ellas no pueden pasar ni siquiera un minuto sin que las molestias resultantes de enfermedades o traumas se traduzcan en dolorosas sensaciones que requieren algún tipo de medicamento para atravesar su día a día de manera mínimamente soportable.
Existen dos clasificaciones principales para los dolores: agudo y crónico. El dolor agudo suele tener relación con algún problema más específico e inmediato, como estar lesionado o algo todavía a ser diagnosticado. El dolor crónico es diferente, pues suele durar semanas, meses o incluso años. Su causa original puede haber sido una lesión, una infección o más bien el reflejo de una causa continua de dolor, como artritis, fibromialgia o cáncer. Las condiciones psicológicas y neurológicas, como la depresión, pueden empeorar el cuadro del dolor crónico.
Para afrontar dichas situaciones de dolor, solemos recurrir a lo que hemos sido enseñados como fuente segura de alivio: medicamentos prescritos por el médico, o aún más fácil: de venta libre en el mostrador de la farmacia. Pese a la efectividad de muchos de ellos, los medicamentos industrializados de las grandes farmacéuticas suelen tener efectos secundarios dañinos y/o adictivos para el cuerpo.
«Creemos que el sentido común debe prevalecer al reconocer que algunos medicamentos industrializados pueden ser sustituidos o complementados por medicinas naturales que no agredan otros órganos de nuestro cuerpo».
Los simples y muy conocidos paracetamol e ibuprofeno, por ejemplo, pueden dañar de manera irreversible el hígado. No nos detendremos a detallar todos sus efectos adversos, pero existen estudios científicos suficientes que demuestran que prácticamente todos los analgésicos y antiinflamatorios tienen consecuencias peligrosas, especialmente cuando utilizados en altas dosis y/o durante un período más largo de tiempo.
Cuando se trata de quienes sufren con dolores crónicos, se hace más común encontrar a personas que dependen de opioides, tales como la morfina, el tramadol, la metadona, la oxicodona, etc.; todos ellos con efectos adversos devastadores para el cuerpo humano. Si consideramos que una persona que sufre con dolores crónicos necesita – y probablemente, necesitará – estos medicamentos por un largo período o quizás por toda su vida, podemos tener una dimensión del peligro de esta dependencia. A la poderosa industria farmacéutica no le queda ninguna duda que es un negocio muy rentable.
Aclaremos que no estamos demonizando a la industria farmacéutica: es verdaderamente increíble que la ciencia cada vez más nos presente soluciones para nuestras dolencias. Sin embargo, creemos que el sentido común debe prevalecer al reconocer que algunos medicamentos industrializados pueden ser sustituidos o complementados por medicinas naturales que no agredan otros órganos de nuestro cuerpo.
«El gran incremento en la popularidad del kratom desde hace casi 20 años en los Estados Unidos, y recientemente en Europa, muestra que su eficacia y efectividad son reales».
Cada caso debe ser analizado individualmente con mucho cuidado, pues hay medicamentos industriales que, de hecho, no encuentran un efecto similar entre los que hoy tenemos acceso en la medicina natural. Pero en otros casos sí, y ello parece no agradar mucho al lobby farmacéutico.
Debido al desolador panorama de elegir entre el dolor y los efectos adversos, la medicina natural va ganando espacio como alternativa o complementaria a los medicamentos industrializados. En realidad, la medicina natural existe desde hace un par de milenios: las primeras grandes civilizaciones de nuestro planeta poseían ya conocimientos bastante avanzados en muchos campos de la medicina.
Sin duda, la tecnología y los descubrimientos de los últimos siglos fueron muy beneficiosos para comprender mejor nuestra fisiología y avanzar de modo muy rápido en el desarrollo de técnicas modernas para lidiar con nuestros dolores y enfermedades. Es algo tan importante que el lobby de la industria farmacéutica es hoy uno de los más poderosos del mundo y, por desgracia, el lado negativo de ello es justamente la desacreditación de la medicina natural, aun cuando ella ofrece soluciones legítimas.
El concepto de medicina natural abarca diversos campos y es muy amplio: medicina herbaria, suplementos dietéticos, acupuntura, terapia neural, biomagnetismo, etc. Como este artículo propone la discusión sobre los medicamentos industrializados para el dolor que poseen una alternativa natural, aquí nos atendremos a la medicina herbaria como la gran estrella de nuestro estudio. Al darse cuenta de los efectos dañinos que determinados medicamentos causan al organismo, mucha gente suele buscar en la naturaleza una alternativa que tenga efectos similares de alivio para su dolor, pero sin los efectos secundarios.
Kratom: analgésico natural para dolores crónicos y agudos.
¿Kratom para el dolor?
La planta del kratom ha sido utilizada por milenios en Tailandia, Malasia, Indonesia y otros países del sudeste asiático como tratamiento para gestionar el dolor, mejorar el estado anímico y ayudar en diversas otras condiciones físicas y mentales, como fatiga, depresión y ansiedad. Solo muy recientemente el kratom ha comenzado su jornada en el mundo occidental, cuando más y más personas han descubierto y comprobado su eficacia.
Se ha demostrado por medio de estudios científicos que el kratom tiene propiedades analgésicas y antiinflamatorias (por ejemplo, en la publicación académica “Following ‘the roots’ of kratom…”). Hay evidencias que sugieren que, en dosis bajas, el kratom puede usarse como antidepresivo, mientras que en dosis más altas puede tener un efecto ansiolítico (artículo científico “Kratom use and mental health: a systematic review”). Sus efectos secundarios en dosis regulares no suelen pasar de deshidratación leve, estreñimiento y sequedad de la boca, que pueden ser fácilmente controlados al hidratarse con mayor frecuencia.
«La gente que consume el kratom suele ser justamente la que sufre con dolores o alteraciones de su estado anímico».
Más allá de los estudios ya realizados sobre los beneficios del kratom, en la práctica, el gran incremento en la popularidad del kratom desde hace casi 20 años en los Estados Unidos, y recientemente en Europa, muestra que su eficacia y efectividad son reales. El kratom no es usado como una droga recreativa, pues sus efectos no son como los de un colocón. La gente que lo consume suele ser justamente la que sufre con dolores o alteraciones de su estado anímico.
Hay muchos relatos reales con todos los tipos de situaciones imaginables en las cuales el kratom proporcionó una mejora sustancial en la calidad de vida de personas que tienen que gestionar sus dolores por lesiones, traumas, infecciones, fibromialgia, endometriosis, artritis, calambres menstruales, migraña, esclerosis múltiple, etc., más allá de muchos que también lo consumen debido a depresión, ansiedad, compulsión alimentaria, insomnio, etc. Echad un vistazo a diversos relatos de personas que utilizan el kratom para el dolor aquí (en inglés).
Si tenéis un tratamiento con medicamentos industrializados en marcha, nunca dejéis de consultar con vuestro médico cómo es posible alternarlo o sustituirlo por otras sustancias. Nuestro cuerpo se adapta a los medicamentos, y su retirada repentina puede ser no solo dolorosa, sino también peligrosa. Desgraciadamente, el kratom es poco conocido por la comunidad médica y, encima, hay mucho prejuicio y propaganda para desprestigiarlo.
Lo que como autor de este texto puedo garantizar es que conozco a mucha gente que se benefició del kratom, que les ayudó a mejorar su calidad de vida al poder gestionar sus dolores crónicos o agudos con una planta natural que no suele tener ningún efecto adverso, y cuando lo hay, es muy leve y controlable. Es cuestión de probarlo y comprobarlo.
Hay estudios académicos que demuestran la eficacia del kratom para combatir diversos tipos de dolores.
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