La popularidad del kratom se ha disparado durante los últimos años en los Estados Unidos y son innumerables las historias personales, batallas legislativas y grupos de defensa que han surgido al respecto. Según la Asociación Americana del Kratom, actualmente hay más de 15 millones de consumidores de kratom en el país.
Michael Carr, de Jacksonville (Florida), cuenta como gracias al kratom consiguió dejar de tomar benzodiazepinas, analgésicos y otros medicamentos que le habían recetado para tratar sus dolencias. «Sufro ansiedad y depresión», explica, “También tengo fibromialgia y artritis postraumática en la clavícula. Todo ello me provoca mucho dolor y tomo kratom para aliviarlo. El kratom ayuda principalmente con la ansiedad y el dolor pero sus posibilidades van mucho más allá, es como la planta perfecta».
Historias como la de Michael son ya muy comunes en Estados Unidos, sin embargo, hasta hace muy poco la mayoría de europeos no habían escuchado hablar de los beneficios de esta planta asiática. Alemania destaca entre los países donde el kratom está ganando seguidores. ¿A qué se debe este repentino interés por el kratom en Alemania?
La "nueva" planta alemana
A pesar de haberse dado a conocer recientemente, el kratom no es una planta nueva, de hecho la acompaña una larga historia de uso medicinal en el sudeste asiático, en concreto en Tailandia y Malasia. En 1930, los botánicos I. H. Burkill y Mohammed Haniff informaron en el Cambridge Journal of Asiatic Society que el kratom también se había utilizado con éxito como una herramienta de reducción de daños para los usuarios de opiáceos durante todo el siglo XIX.
Dirk Netter, autor de Kratom – Etnobotánica, Aplicación y Cultura, el primer libro en alemán sobre kratom, comparte sus ideas sobre su larga historia.
«Hay un capítulo realmente extenso [en mi libro] sobre la historia del kratom desde su descubrimiento por parte de los primeros exploradores europeos hasta la actualidad», explica. “He usado algunos de los diarios de Pieter Korthals (el descubridor del kratom), estuve en contacto con muchos museos y he usado bastantes libros muy raros para respaldar mis hallazgos”.
Un mercado creciente
Europa es, en efecto, un nuevo mercado para el kratom. Si bien es cierto que muchos países europeos adoptan nuevas tendencias a ritmos diferentes, Alemania parece preparada para lanzarse a probar el kratom. «Hasta donde yo sé, no hay cifras oficiales sobre cuántas personas usan kratom [en Alemania]», afirma Netter. «Pero recientemente he notado un aumento significativo en el número de vendedores de kratom y publicaciones sobre el tema en las redes sociales».
Netter también mira hacia el interés en su libro como una señal de hacia dónde se dirige el kratom en Alemania.
«Si tomamos mi libro como un indicador, supongo que hace tres años ningún editor habría aceptado el manuscrito porque el kratom era tan [desconocido], y ahora hemos vendido la mitad de la primera edición solo en la preventa, incluso antes de que llegara a las librerías».
Al igual que otros países de Europa, la mayoría de los alemanes suelen comprar kratom en línea. Una diferencia clave con respecto al mercado de América del Norte es que la mayoría de los pedidos son de hoja molida pura, mientras que en Estados Unidos se suele pedir en cápsulas.
Pero, ¿es legal?
Sí, el kratom es legal en Alemania, pero los vendedores no pueden anunciarlo como un producto con propiedades médicas o cosméticas. Si bien existe cierta preocupación de que Alemania pueda perseguir el kratom de manera similar a los Estados Unidos y el Reino Unido, hay muchas razones para mantenerse optimista.
«Hasta ahora, por suerte, no ha habido muertes ni accidentes asociadas al kratom que hayan captado la atención mediática», señala Netter. «Tan pronto como eso cambie, habrá mala prensa, lo mismo sucedió con la Salvia Divinorum hace unos 10 años».
Afortunadamente, también hay un intento de crear una Asociación del Kratom comparable a la Asociación Americana de Kratom. Esto permitiría a los defensores y vendedores en Alemania la oportunidad de reunir fondos y estar preparados para proteger el uso libre y justo del kratom que ya ha ayudado a millones.
A pesar de este temor, Alemania presenta una perspectiva mucho mejor sobre el uso y las políticas de drogas. «La situación general es que el consumo de cualquier sustancia es legal», afirma Netter. «Lo que significa que uno puede ir al hospital para tratar una sobredosis sin tener miedo de ser arrestado».
Está claro que, a diferencia de algunas de las leyes draconianas sobre drogas en los Estados Unidos, Alemania y muchas otras naciones europeas favorecen la rehabilitación por encima de la criminalización. ¿Qué hace falta para que más países adopten una política radical de drogas como la Portugal? Desde que despenalizó todas las drogas en 2001, Portugal ha visto caídas dramáticas en sobredosis, infección por VIH y delitos relacionados con drogas.
Con una política de drogas tan efectiva, nos planteamos: ¿podría Portugal ser el siguiente país donde el kratom gane popularidad como alternativa natural para el tratamiento del dolor?