El kratom de Indonesia

El principal exportador de kratom del mundo es Indonesia, un país compuesto por casi 17.500 islas, de las cuales, curiosamente, la mitad no tiene nombre. Es el país con la mayor población musulmana y con más islas tropicales del planeta. Su población actual supera los 270 millones de habitantes, lo que le garantiza el cuarto puesto como país más poblado del mundo, con más de mitad de ellos (más de 147 millones) habitando la isla de Java, seguida de Sumatra (más de 58 millones), Sulawesi (alrededor de 20 millones) y Kalimantan (más de 16 millones). Esta última es el gran centro de producción de kratom para exportación del planeta.

La gran mayoría de las plantaciones de kratom están ubicadas en la provincia de Kalimantan Occidental, en la isla homónima, más conocida mundialmente como Borneo, pues así se nombra su porción perteneciente a Malasia. Para ser aún más específico, dentro de Kalimantan Occidental, parte importante del cultivo de kratom se concentra en la regencia de Kapuas Hulu.

«El kratom ha traído la esperanza de mejores condiciones de vida para muchos agricultores indonesios, pues hablamos de minifundios independientes que mayoritariamente dependen de los ingresos de su producción para la subsistencia de sus familias.»

En la zona supra mencionada, la demanda por kratom se volvió tan rentable que algunos campesinos locales han reemplazado actividades económicas tradicionales de materias primas de exportación como caucho y aceite de palma por plantaciones de árboles de kratom. Se estima que alrededor de 90% de las exportaciones de kratom tienen como destino final los Estados Unidos. Em 2016, Kalimantan Occidental exportó alrededor de 400 toneladas de kratom por mes, con un valor estimado alrededor de 130 millones de dólares estadounidenses al año, con su precio global a US$ 30 el kilogramo.

Con el número creciente de estadounidenses utilizando el kratom (estimado entre 15 y 16 millones de personas actualmente) y el incremento gradual de ventas en otras partes del planeta, el kratom ha traído la esperanza de mejores condiciones de vida para muchos agricultores indonesios, pues hablamos de minifundios independientes que mayoritariamente dependen de los ingresos de su producción para la subsistencia de sus familias.

El otro lado de la moneda es que el Ministerio de Salud de Indonesia propuso incluir el kratom en su lista de sustancias controladas en 2017. Desde entonces, el tema ha generado mucha discusión y acusaciones de que la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos), ha presionado al gobierno indonesio con su propaganda antikratom, respaldada por agentes de la industria farmacéutica, especialmente la de medicamentos opioides.

En 2017 se había dado un plazo inicial de 5 años para que tuviera efecto la prohibición del kratom en Indonesia, pero consciente de los grandes daños económicos y sociales que un período tan corto de adaptación para los productores locales ocasionarían, algunos políticos lograron presionar al gobierno para algunos cambios: en 2020, un decreto ministerial decretó el kratom como planta medicinal. La medida no detiene la propuesta de desmantelamiento de la industria del kratom en el país, pero junto a algunos políticos locales que no creen que prohibir el kratom sea una buena medida, se negoció posponer las restricciones a la planta hasta 2024.

Desgraciadamente, pese a la presión de actores como la AKA (Asociación Estadounidense del Kratom) y políticos indonesios, el gobierno todavía puede decidir ilegalizar el kratom en Indonesia, lo que muy probablemente causaría un colapso en la industria global del kratom, pues los otros países donde el kratom también es nativo poseen fuertes restricciones a su exportación. Tailandia descriminalizó el kratom en todo el país en 2021 después de 78 años, y aunque haya restricciones para su exportación en gran escala, queda la esperanza de que esto podría influir en las decisiones tomadas por Indonesia y en el resto del sudeste asiático.