Tras todos los avances que hemos visto durante la última década en la normalización de los productos derivados del cannabis, no cabe duda que esta será la década del CBD. Desde KratomScience hemos preparado esta guía rápida para informarte sobre sus efectos, usos y aspectos legales.
¿Qué es el CBD?
CBD hace referencia al cannabidiol, uno de los muchos cannabinoides presentes en las plantas de cannabis. Existen como mínimo 108 tipos diferentes de cannabinoides en la planta, el CBD y el TCH son dos de los más populares debido a sus efectos y aplicaciones.
El CBD es un cannabinoide no psicoactivo y es por este motivo que ha ganado tanta popularidad. El CBD proporciona beneficios parecidos a los de la marihuana pero sin generar toxicidad. No provoca ninguna alteración en la actividad cognitiva del cerebro humano y no “coloca” como hace el THC en marihuana.
¿En qué se diferencia el CBD de la marihuana?
La principal diferencia entre los productos con CBD y la marihuana es que contienen elementos activos diferentes.
Mientras el principal elemento activo de la marihuana es el THC, los productos con CBD no lo contienen. Los efectos de ambas sustancias en el cuerpo humano son diferentes.
La marihuana genera, entre otros efectos, una estado de ebriedad mientras que el CBD consigue mantener algunos de los efectos beneficiosos de la marihuana sin afectar a la actividad cognitiva del cerebro de ninguna manera. Debido a esta diferencia esencial, el CBD lo tiene mucho más fácil que la marihuana en el mundo médico.
¿Cuáles son los efectos y usos del CBD?
Uno de los primeros usos médicos que se le dio al CBD y el que ha recibido mayor apoyo científico es para tratar algunos tipos de epilepsia infantil como el síndrome de Dravet, que normalmente no responden a tratamientos tradicionales.
La FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) aprobó recientemente la comercialización de un medicamento a base de CBD para tratar este tipo de enfermedades.
El CBD también se usa para tratar los síntomas de la ansiedad y el insomnio y para mejorar la calidad del sueño en general. Aunque se necesita más investigación científica para consolidar la evidencia existente, hay numerosos estudios que señalan la eficacia del CBD para tratar estas afecciones.
La Organización Mundial de la Salud da soporte a la investigación del CBD para la ansiedad y el insomnio, así que es solo cuestión de tiempo para que la ciencia avale plenamente estos usos.
El CBD también tiene potencial para tratar el dolor crónico y para ayudar a reducir el consumo de opiáceos. Según estudios recientes, se ha demostrado que el CBD, solo o en combinación con otros medicamentos, puede ayudar a tratar el dolor crónico o el causado por afecciones como la artritis o la esclerosis múltiple.
Además, en la mayoría de casos, los efectos secundarios del CBD son mucho menos intensos que los producidos por los medicamentos tradicionales de base opiácea. Este es un camino prometedor dada la actual crisis de los opioides que está viviendo Estados Unidos.
¿Es seguro consumir CBD?
El CBD no presenta riesgos de abuso o dependencia en humanos y hasta la fecha no hay evidencia de amenazas a la salud pública asociadas al consumo de CBD puro. Así lo comunicaba la Organización Mundial de la salud en 2018.
Aunque el CBD puede causar efectos secundarios, estos son menos intensos y frecuentes que los que causa la medicina convencional sintética. Algunos de estos efectos secundarios son náuseas, fatiga e irritabilidad.
Una de las preocupaciones que genera la comercialización de CBD es su pureza. Al no estar regulado como un medicamento, sino como un suplemento, los estándares de control de calidad no son tan estrictos.
Como consecuencia, obtener CBD de buena calidad puede resultar más difícil de lo esperado y es esencial disponer de un proveedor de confianza.
¿Es legal el CBD?
La legalidad del CBD se encuentra en un área gris. Aunque en muchos países, como los Estados Unidos, se encuentra en la misma categoría que la marihuana, raras veces se criminaliza o se establecen sanciones al respecto.
En Estados Unidos se tiene como referencia la cantidad de THC que contiene un producto de CBD. El máximo permitido es 0.03%.
En Europa, el CBD se puede obtener como complemento alimenticio en algunos países como Italia, Alemania, República Checa o Países Bajos ya que, bajo su legislación, algunos productos de origen vegetal pueden considerarse suplementos alimenticios.
En otros países como España, sin embargo, no es legal obtenerlo como suplemento para el consumo humano ya que se encuentra bajo la categoría de “alimento novedoso”. En estos casos, solo se puede comercializar CBD bajo la categoría de cosmético de uso externo.
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