¿Qué son los opioides?
Los opioides son un tipo de sustancias (de origen natural o sintético) que interactúan de forma química con los receptores opioides de las células nerviosas del cuerpo y el cerebro, haciendo que estas liberen señales para apaciguar la sensación de dolor y aumentar la sensación de placer.
Los opioides se distribuyen de forma legal y con receta médica alrededor del mundo desde hace varias décadas y representan una de las opciones más extendidas para el tratamiento del dolor crónico. Hay varios tipos de opioides, pero una clasificación general sería la siguiente:
- Opioides naturales como la morfina y la codeína (legales).
- Opioides sintéticos: fármacos como el Fentanilo (legales).
- Opioides semi-sintéticos: analgésios legales como la oxicodona o la hidrocodona y drogas ilegales como la heroína.
En dosis bajas, los opioides disminuyen la sensación de dolor, aumentan la somnolencia y generan un estado general de relajación y bienestar. En dosis más altas pueden disminuir la frecuencia cardíaca y respiratoria.
A parte de sus efectos analgésicos, todos los opioides tienen en común que generan una gran adicción en sus consumidores, llevando en muchos casos a la sobredosis accidental. Incluso cuando se toman opioides recetados y bajo exhaustiva supervisión médica, es inevitable que generen una alta dependencia.
¿Qué es la crisis de los opioides?
Según en Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de los Estados Unidos, cada día mueren más de 130 personas de sobredosis por opioides tan solo en los EEUU. Además, se estima que el coste público del abuso de opioides recetados y todo lo que conlleva ronda los 78 mil millones de dólares al año.
El instituto ofrece algunos otros datos que cabe destacar: alrededor del 30% de pacientes a los que se les receta opioides para el dolor crónico no hacen un uso correcto de ellos, un 5% de estos acaban pasándose a la heroína. Visto de otra forma, el 80% de los consumidores de heroína fueron inicialmente pacientes que no hicieron un uso adecuado de los opioides.
Aunque el 80% de los consumidores de opioides se encuentran en los Estados Unidos, los datos no son menos alarmantes en otras partes del mundo.
En Europa, el 75% de las muertes por sobredosis son causadas por opioides recetados.
Según informa El País, en España, las muertes relacionadas con estas sustancias se han doblado en los últimos 7 años y se habla de alrededor de 1.000 fallecidos anuales de media, según datos del Observatorio del Dolor de la Universidad de Cádiz.
Aunque los datos en aún no sean tan alarmantes como los de Norte América, en España el consumo de opioides ha crecido un 79% desde el 2010. Precisamente para intentar evitar una crisis como la de Estados Unidos, el 2018 se creó una mesa de trabajo formada por el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas para identificar riesgos y tomar medidas ante el riesgo de dependencia.
Alternativas a los opioides
Frente a los riesgos que presentan los opioides sintéticos para al tratamiento del dolor, son muchas las alternativas existentes que ofrecen una gestión del dolor minimizando los riesgos de adicción y sobredosis:
- Medicamentos no-opioides como el ibuprofeno, el paracetamol o la aspirina, supuestamente menos adictivos.
- Productos de origen natural como la marihuana, el CDB o el kratom.
- Terapias sin medicamentos como la fisioterapia o la acupuntura.
El uso de la marihuana con fines terapéuticos se ha disparado durante los últimos años, y con él se ha reducido el estigma a su alrededor. La proliferación de otros productos derivados del cáñamo como el CBD auguran un futuro prometedor para este tipo de productos de origen vegetal como alternativa al tratamiento del dolor crónico.
Sin embargo, es aún largo el camino hacia una regularización total y el libre acceso al cannabis como alternativa a la medicina sintética de forma institucionalmente aprobada y legal.
Por otro lado, el kratom, una planta de la familia del café, es otro de los productos de origen natural que ha ganado protagonismo, sobre todo en los Estados Unidos, durante la última década. Pese a haberse usado durante milenios por los nativos de Malasia y Tailandia, de donde es originaria, la planta y su consumo ha desatado una batalla político-médica en Norte América.
Organizaciones como la FDA o el Centro de Control de las Enfermedades y Prevención de los Estados Unidos (CDC, en inglés) no dan abasto en alertar de sus presuntos efectos negativos, entorpeciendo cualquier tipo de investigación científica para estudiar sus posibilidades como alternativa a los opioides.
Son millones los que consumen la planta de forma regular para lidiar con el dolor crónico y que creen que el kratom es una de las soluciones ante la crisis de los opioides. Su principal elemento activo, la Mytraginina, actúa directamente sobre los mismos receptores del organismo, obteniéndose efectos muy parecidos sin el alto riesgo de adicción que generan los opioides sintéticos tradicionales.
Parece ser que no hay un interés por parte de los gobiernos en investigar alternativas naturales como esta, aunque sus resultados positivos para el tratamiento del dolor con menos efectos secundarios son cada vez más obvios.
La investigación científica dirigida a terapias de origen natural como la marihuana, el CBD o el kratom parece ser una de las opciones más viables, pero los intereses de farmacéuticas y corporaciones internacionales se postran en medio inamovibles, de momento.
Debido a la falta de investigación y nula voluntad de regularización, uno de los problemas que presentan las sustancias naturales actualmente es que, al no estar regularizadas, es difícil saber exactamente qué se está consumiendo. Es de vital importancia obtener estos productos de un proveedor de confianza para evitar consumir sustancias adulteradas. Para más información sobre dónde obtener kratom de calidad y otros productos similares, dirígete aquí.
Para este artículo se ha utilizado información de los siguientes artículos y estudios:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5269500/
https://www.asahq.org/whensecondscount/pain-management/non-opioid-treatment/
https://elpais.com/sociedad/2019/10/20/actualidad/1571601031_438955.html
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